Hay una amiga de mi infancia (mi mejor amiga de mi primera infancia) cuyo contacto había perdido y recuperé el año pasado por casualidades de la vida. Mari Paz, cuánto te quise entonces...y qué dulce y cálido recuerdo guardo de aquella profunda amistad. Pues bien, en su estado de wasap me he encontrado esta mañana una columna de periódico escrita por Laura Ferrero que dice, entre otras cosas (cito textualmente): "...el amor es que vengan a buscarte. Al trabajo, al final de un día triste, al colegio, a la estación de tren, después de un partido agotador, por sorpresa, cuando no lo esperabas, incluso, sobre todo, cuando menos lo merecías. Cuando eres un niño, o no tanto, cuando se ha hecho tarde, cuando dijiste que no hacía falta (pero la hacía)". Y me ha gustado tantísimo que no he podido evitarlo: le he copiado el estado de wasap, y he añadido: "¡Qué preciosa sorpresa, que vengan a buscarte...qué acto de amor, ir a buscar a alguien...qué poco lo practicamos!
Así que, con mi manía de ordenar todo en listados, me he puesto a hacer recuento de las veces que más ilusión me ha hecho que vinieran a buscarme, por la sorpresa, por la emoción...y las que he sido yo quien ha buscado a otros.
Lo primero que me viene a la cabeza, claro, son los tiempos del colegio, cuando mi hermano, bastante mayor que yo, me recogía a la salida junto con un amigo suyo guapísimo del que yo estaba enamoradísima (esto con unos cinco años...) Lo malo fue un día que se quedó dormido y se le olvidó, y yo tuve que irme sola a casa; estaba al lado, era cruzar una calle pequeña sin tráfico apenas y doblar una esquina, pero para mis cinco años aquello fue tal aventura que aún sigue siendo la mayor que he vivido.
Buceando en mi memoria, paso ya a mis años de noviazgo. Cada día que quedábamos en la esquina de mi calle, verlo aparecer era una felicidad. Y buscarle a mediodía a la salida de su clase, con todo el fin de semana por delante, era lo que más deseaba cuando me despertaba los viernes. Una tarde discutimos mi entonces novio (y actual marido) y yo, y a la mañana siguiente yo fui a recogerle a clase a la Universidad y él hizo lo mismo, cruzándonos en el camino. Estuve horas esperando a ver si salía de clase, si me había equivocado de horario...¡es que no había móviles, amigos! (Esto, en el improbable caso de que me lea alguien que no me conoce personalmente, da idea de mi "antigüedad"...) Cuando volví a casa mi madre me dijo que él había llamado hacía un rato preguntando por mí, porque no me había encontrado en la Facultad...en ese momento me valió la pena la espera infructuosa; saber que había sido correspondida a distancia fue tan bonito...Años después fui a buscarle al aeropuerto, una tórrida tarde de agosto, en el metro, con un vestido rojo minifaldero y escotado, con tacones negros y unos pendientes de aro rojos a juego que no olvidaré...me tiré esperando una eternidad hasta que llegó, pero mereció la pena... Y después...¡cuántas veces he ido a buscarle al trabajo! Me encantaba dar una vuelta de compras por su zona y luego esperar en la rampa del parking, cuando me avisaba que ya estaba saliendo...y volver juntos a casa. O cuando quedábamos a comer los viernes, y yo llegaba antes, y le veía venir por la calle abajo con su traje y su corbata que ahora tanto aborrece, su gabardina, sus zapatos brillantes...¡qué ilusión me hacía pensar que había quedado conmigo ese hombre tan atractivo! ¡qué orgullosa me sentía cuando entrábamos juntos en el restaurante, donde ya nos conocían!
También él ha venido a buscarme al trabajo muchas veces, algunas de sorpresa, incluso con flores; la sorpresa es su especialidad. Me encantaba cuando venía a recogerme a la oficina en el coche para salir pitando de viaje, y mis compañeros no sabían por qué yo llevaba tanta prisa ese día...Otra vez me mandó un taxi para que me llevara a un lugar, desconocido para mí, donde él me esperaba; pero esa es otra historia.
En fin; que no me puedo quejar...¡Y luego vinieron los niños! Años y años yendo a buscarlos al cole...sí, una tarea diaria, una obligación; pero me encantaba. En invierno, ese olorcillo a calor humano mezclado con la humedad de la lluvia y el material escolar...en verano, saltando y corriendo por el patio y riendo con sus amigos...y todos los días, las mismas preguntas para pasar revista: "¿qué tal el día? ¿Qué has comido?" Supongo que si ellos estuvieran escribiendo aquí narrarían lo que les gustaba ver a través de las ventanas de clase que era su abuelo el que les estaba esperando...cosa que sucedía todas las semanas puntualmente, y era una fiesta, con su merienda de plátano, galletas y chocolate (sí, será poco saludable pero les encantaba). Y en los scouts, y en las extraescolares, siempre ahí como un clavo esperando que salieran, unas veces más contentos y otras más contrariados...Tengo el olor de los pasillos de la Escuela de Música grabado en mi pituitaria...me da la impresión de que me he dejado media vida a la puerta de esas aulas...Como todas las demás, y los demás (más ellas que ellos, todo hay que decirlo).
Años, años de esperas, de sorpresas, de encuentros...y aún así, siento que no he hecho lo suficiente. Que ha habido veces en que alguien hubiera querido verme en un andén, o en un aeropuerto, o en cualquier lugar en que no me esperaban. Veces en que incluso me han pedido "¿vas a venir a buscarme?" y me he hecho la remolona, y he causado una decepción...Esas decepciones me pesan hoy más, mucho más que el resto de encuentros, que el resto de esperas...Nunca es bastante el amor, nunca demostramos bastante lo que queremos a alguien...por eso puse esta mañana en mi wasap "qué poco lo practicamos"...porque nunca es suficiente.
Pues que suerte tuvo tu novio contigo! Ya quisiéramos muchos que nos vinira a buscar tantas veces y con tanto cariño alguien como tú, con todo eso que cuentas . Me ha encantado tu regeflexion. Enhorabuena!!! J.
ResponderEliminarToda una declaración de amor ..... La mas bonita que he leído nunca.
ResponderEliminar¡Qué exagerada, querida mía! En cualquier caso, me alegra que te haya gustado...es una declaración de amor a tanta gente que quiero, como tu.
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