Calor, en cuerpo y alma
Agosto. Ya llevamos dos meses de caluroso verano (tautología repetida hasta la saciedad); eso, porque el mes de junio fue lluvioso y más bien fresco... si no, hubieran sido tres. Pero a estas alturas seguimos instalados en los treinta y tantos grados, (que tampoco estamos a cuarenta), lo que me permite escribir esta entrada que debería haberse publicado en julio... no tengo remedio. (Perdón, fieles lectores). Como casi cada año, para hacer una loa al calor. Y es que no soy la única que considera que el calor es sinónimo de algunas emociones intensamente positivas. El verano pasado (desde entonces vengo alargando este artículo; qué manera de procrastinar...) leí en el periódico la columna de una mujer cuyas opiniones normalmente comparto, y que además siempre utiliza un cierto deje humorístico que me encanta. Se llama Luz Sánchez Mellado. En ella asociaba la estación que ya empezaba a llegar a nuestras vidas (era junio) con la pasión sentimental...