Inventario
Seguramente hay en todas las casas objetos, enseres, que no se utilizan con frecuencia. Suelen estar guardados en cajones poco accesibles o en armarios que casi nunca se abren. Cuando yo era pequeña, pero no tanto como para no poder quedarme sola unos minutos mientras mi madre salía a algún recado, me encantaba descubrir esos tesoros ocultos. Recuerdo cómo abría con cuidado el último cajón del mueble del salón donde ella guardaba manteles y paños de cocina sin estrenar, llenos de dibujos de colores, que a mí me encantaban. Los "reservaba" allí un tanto escondidos mientras los de diario estaban aún en buen uso. Y a mí me gustaba llenarme la vista con esos diseños alegres que parecían para un día de fiesta y deleitarme con el olor de la tela nueva. También disfrutaba revisando los cacharritos que se recogían tras los cristales translúcidos de color miel que cerraban las vitrinas de ese mismo mueble: copas, bandejas, tacitas, vasitos minúsculos y delicados, bomboneras de cr...