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Mostrando entradas de marzo, 2016

¿Tristeza del bien ajeno o pudor del propio?

Hace unos meses que, afortunadamente, en mi familia todo son buenas noticias. Y yo, que soy una persona por naturaleza expansiva y comunicativa, me lanzo a contárselas a mi círculo más íntimo, suponiendo que se van a alegrar conmigo. Así es en la mayoría de los casos, pero sin embargo he observado reacciones que me mueven a reflexionar ahora sobre cómo nos enfrentamos a las cosas o acontecimientos positivos que suceden a nuestro alrededor. Siempre se ha dicho que España es el país de la envidia; ese es, o parece ser, nuestro pecado capital. No sé si es cierto, pero la verdad es que la he visto crecer en numerosas ocasiones y he sido testigo del mal que puede causar. La RAE define este defecto como “tristeza del bien ajeno”, y me parece una definición absolutamente precisa. Lo que produce en los envidiosos ver que los demás tienen lo que a ellos les falta es tristeza. No coraje, ni siquiera desesperación, sino una tristeza amarga que reconcome y no deja ser feliz. Muchas veces...

Cuéntame...si eran así.

Veo poquísima televisión. Las series de las cadenas comerciales me suelen parecer zafias y sin contenido. Los programas de actualidad, un griterío insoportable. Los documentales, repetitivos y aburridos. Al final queda poco: alguna película que pillo por casualidad en esas cadenas minoritarias que casi nadie sintoniza o alguna serie de las cadenas públicas, hechas con un poco más de rigor y de cuidado. En estas últimas, además, existe la ventaja de que no molestan los anuncios...(Aún así, por mi obsesión de estar al día, procuro enterarme de todo lo que se puede ver; de lo que está en el candelero y la gente comenta en el trabajo; y a veces lo pesco de refilón para darme una idea y no parecer extraterrestre cuando surja la conversación.)   Sin embargo, soy fiel a algunas series, lo que no significa necesariamente que sean buenas; simplemente, me da pereza dejar de verlas. Un ejemplo es "Cuéntame". Cuando comenzó me hacía mucha ilusión ver mi vida reflejad...