Recogiendo los bártulos
Se acabó la Navidad. Estoy saturada de roscón con nata y con cierto cargo de conciencia y bastante fastidio por haber recuperado casi todos los kilos que milagrosamente había ido perdiendo durante el otoño. Pero también contenta, pues las fiestas han sido tranquilas y familiares y los Reyes como siempre han acertado. Y llega el día ocho, y hay que volver al trabajo. (El siete ha sido fiesta para todos, no solo para los niños; pero no he ido de rebajas como acostumbro...¿cuándo sacaré un rato para ir de compras, este año que no tenemos apenas días libres para emplear en nosotros mismos?) Parece que con los tiempos que corren fuera un delito o un agravio hacia aquellos que tienen la desgracia de estar en su casa a la fuerza; pero qué caramba, da una pereza tremenda volver a madrugar, llegar a la mesa y pensar "tengo que estar aquí sentada hasta las tres y media, organizando la documentación que entra, la que sale, revisando papeles e informes, colocando expedientes, pensando en cóm...