Hoy es el día de la mujer escritora. La Biblioteca Nacional de España (BNE), la Federación Española de Mujeres Directivas (FEDEPE) y la Asociación Clásicas y Modernas para la igualdad de género en la cultura han decidido que se celebre siempre, a partir de este año, el primer lunes después del quince de octubre, día dedicado a Santa Teresa de Jesús. Qué bien escogida está la fecha, y qué grandísimo ejemplo en el que mirarse. Una mujer completa; escritora además de muchas otras cosas. Una mujer que escribió.
Y para sumarme a la idea quiero yo homenajear aquí también, no a las escritoras más o menos famosas, antiguas y modernas, que desde luego merecen más visibilidad y reconocimiento universal, y tantos premios de categoría como sus colegas masculinos; sino a todas las mujeres que simplemente escriben. Que han sido y son, a lo largo de los tiempos, la mayoría.
Creo sinceramente que las mujeres hemos estado siempre muy cerca del lápiz y el papel, de las letras, posiblemente porque no se nos daba una forma mejor o más pública de expresarnos, y escribir siempre ha sido una vía de escape para hacer fluir los sentimientos, las ideas, las reflexiones. Además, es una actividad pausada, de introspección y recogimiento, características que siempre se han atribuido al mundo femenino, supuestamente más hogareño y menos dinámico que el masculino, más expansivo y extrovertido. Así, la mayoría de las mujeres de todos los tiempos han plasmado en el papel lo que pensaban, lo que fabricaban o lo que sentían; mientras que los hombres en general se dedicaban a hacer la guerra, conquistar países, cazar...(me refiero, claro, a siglos pasados, en los que la mujer aún tenía reservado un papel doméstico). Por supuesto que había escritores maravillosos, pero eran unos pocos entre una enorme población masculina. En cambio, casi todas las mujeres que sabían hacerlo escribían, aunque prácticamente ninguna era conocida por su actividad literaria.
Nos encontramos así con una paradoja como la de los cocineros y cocineras, sastres y modistas, profesiones en las que los que brillan son unos cuantos hombres, mientras que casi todas las mujeres realizan esas tareas en sus casas pero muy pocas son reconocidas por ello.
¿Y qué escriben las mujeres?
Cartas. Escriben a sus hijos y maridos en la guerra, a sus amantes, a sus amigas, a sus madres o hermanas. En ellas reflejan su miedo, su añoranza, su pasión, o comentan la vida diaria, los cotilleos de su entorno, sus problemas familiares.
Recetas. Desde los libros de conjuros de las brujas, pasando por los consejos de belleza o de organización doméstica, hasta las maravillosas recetas de la Marquesa de Parabere (un auténtico tratado de sociología del siglo XX),
Diarios. ¿A qué niña pequeña no le han regalado uno? Es algo que siempre se hizo y siempre se hará. Es la versión casera de la consulta del psicólogo.
Listas. Hace poco leí en la revista Jot Down un artículo sobre el irresistible deseo de hacer listas, y cómo se pueden convertir en auténtica literatura. ¿Qué mujer no hace listas? La de la compra, la de las tareas pendientes, listas de invitados, listas de artículos domésticos que hay que reponer, listas de libros de las estanterías, listas de deseos inconfesables...!
Cuadernos de viaje. En el momento en que las mujeres comienzan a salir de su casa, aparecen los libros de viajes escritos por ellas. Cómo nos gusta detallar en el papel todo lo que vamos viendo, nuestras impresiones, nuestras anécdotas...!
Canciones. Con humor y alegría, con sentimiento, las mujeres inventan letras para una música pegadiza de fiesta, o para una tonada triste de despedida...
Cuentos. Estos muchas veces son transmitidos por la tradición oral, pero seguro que muchas mujeres los han escrito para sus hijos, para que no se perdieran con los años en el olvido...y se han inventado otras historias, o han cambiado las antiguas, escribiendo en el aire con su voz y sus gestos.
Oraciones. Plegarias a los Santos, a la Virgen, pequeñas poesías surgidas del corazón y entregadas con la fe del que espera consuelo u ofrece su agradecimiento.
No es cualquier cosa la suma literaria de todos estos ejemplos. ¿Las autoras que los han creado son simplemente mujeres que escriben? Yo las llamaría con toda propiedad escritoras.
Incluso me atrevo a decir que muchas de ellas, si hubieran tenido apoyo, promoción, publicidad, se habrían convertido en famosas literatas, como los hombres de su época. E incluso más, estoy segura de que muchas mujeres desconocidas que hoy en día escriben para ellas o para su entorno son tan buenas escritoras como otras cuyas obras se venden como churros en las estanterías de los grandes almacenes.
Por eso, yo quiero hacer un homenaje hoy a las mujeres que escriben. Porque si aún las escritoras conocidas tienen menos oportunidades que los hombres, qué será de aquellas que lo hacen sin que nadie lo sepa.
Y por supuesto, aunque resulte vanidosa, también estoy hablando de mí. Siempre quise ser escritora, y a estas alturas de la vida me considero como tal, porque la escritura forma parte de mi vida. Aunque no haya publicado nunca nada. Sólo este blog, pero ya es mucho.