El carrusell de Mary Poppins
No soy una persona atrevida, ni me gustan las emociones fuertes. Quizá por eso no me ha hecho nunca mucha ilusión ir a los Parques de Atracciones. La única vez que me he montado en una montaña rusa fue por puro compromiso sentimental, y no creo que lo vuelva a hacer jamás. No me gusta pasar miedo; ni viendo películas, ni leyendo libros, ni experimentando sensaciones de vértigo. Soy una persona tranquila y las emociones fuertes prefiero sentirlas en la cabeza o el corazón que en el estómago. Así y todo, hace unos años fui con mi familia a Eurodisney. Los chicos eran pequeños y era el momento adecuado para que ellos disfrutaran con los muñecos y toda la parafernalia del parque. Aparte de que me defraudó bastante, (el castillo de la Bella Durmiente no era tan grande como yo había imaginado), no me interesaba nada subirme en los trastos mecánicos que daban bandazos y giros y te ponían boca abajo, todo ello sumido en la más profunda oscuridad, con la inevitable consecu...