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Vive la Différence!

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Carnaval y Día de la Mujer. Muchos acontecimientos en el principio de este mes de marzo primaveral y lúdico. Y todos ellos nos hablan de igualdad, de igualarnos. ¿Igualdad...? Me pongo a reflexionar sobre dos eventos tan diferentes, pero con tantas concomitancias.    En el Carnaval se trata de que todos nos disfracemos de lo que más nos gusta, es decir, de lo que quisiéramos ser -al menos, en ese momento; no creo que a la gente le apetezca ser una caja de galletas, pongo por caso-. (De esto ya hablé en otra entrada de 2015...) Se nos da, por tanto, la oportunidad de ser "iguales a otros" que no somos nosotros: de ser "distintos" de lo que somos e iguales a aquello que deseamos. Es decir, el pobre puede disfrazarse de millonario y el rico puede disfrazarse de torero o de prostituta o de pirata. El Carnaval nos iguala porque nos da la "oportunidad" de ser lo que queramos. Todos somos iguales en la posibilidad de cambiar de rol, de apariencia, de sexo y ...

...Y quitando el Belén!

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Aunque las Navidades ya están lejos, y febrero asoma su carita fría a través de la ventana, todavía no me he desprendido de este mes de enero agitado y nostálgico, ni de la gripe que últimamente casi todos los años me ataca cuando terminan las Fiestas (prometo vacunarme el año próximo), y me tiene varios días encerrada en casa. Cuando las toses y la fiebre me dejan un rato de tranquilidad, si no estoy muy atontada me pongo a hacer cosas que normalmente no puedo, (no tengo remedio, no sé estarme quieta) como por ejemplo leer de un tirón todos mis diarios. Esta mañana he sacado la colección completa del baúl, pero son tantos que sólo he podido hojear los dos primeros cuadernos. Y me he encontrado con unas páginas que escribí hace siete años, antes de crear este blog, cuando no tenía esta tribuna a la que subirme para hacerme oir, o mejor dicho para compartir con el que quisiera mis reflexiones sobre la vida. Y me ha gustado tanto volverlas a leer que las quiero transcribir aquí y ...

Poniendo el árbol

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Otra Navidad más, y ya son siete, en este blog que abandono de vez en cuando, pero al que siempre acudo para contar cosas que ocurren a mi alrededor, y también para infundir un poco de optimismo en el ánimo de quienes lo leen. Hoy, con motivo de estas Fiestas en las que siempre escribo una entrada especial, quiero hablar de las ganas de disfrutar de la vida y de aquellas personas que nos ponen a veces trabas para conseguirlo. La verdad es que llevo desde el año pasado con el borrador esperando a publicarse, o más bien con la idea en el magín; ha llegado la hora de desempolvarla. Las navidades pasadas el día de la lotería me pilló, como casi siempre, trabajando. Aunque ya no creo que me vaya a tocar a mí, como en otros tiempos en que me arreglaba especialmente por si aparecía por la oficina la tele para grabarnos a todos en pleno desenfreno y descorchando champán, sí que me gusta poner desde primera hora la radio para escuchar de fondo el soniquete de los niños de San Ilde...

Violencia de género

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Otra vez me tenéis por aquí, con ganas de comentar lo que pasa por nuestras vidas. Y aunque el tema del que voy a hablar está muy trillado, y de un modo u otro lo he tocado en anteriores entradas, hay muchas circunstancias y personas que me rodean que me hacen pensar a menudo en él. Y por qué no confesarlo, para mí es un tema obsesivo. Así que me pongo a ello. Aunque yo las critique ferozmente por otros motivos, creo que las nuevas feministas tienen razón en oponerse a esa violencia que llevamos sufriendo las mujeres desde tiempo inmemorial sobre la forma de nuestro cuerpo. Como objeto de deseo, nos hemos tenido que adaptar (cada cual en la medida de sus posibilidades, mejor o peor) a ese ideal propuesto por las modas imperantes, modas creadas por los hombres y para los hombres. En algunas épocas (y en algunas culturas) se llevaban (aún se llevan) los cuerpos redondeados y exuberantes, como sinónimo de abundancia y buena vida. Pero desde que apareció en el horizonte madame Chanel,...

Calor, en cuerpo y alma

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Agosto. Ya llevamos dos meses de caluroso verano (tautología repetida hasta la saciedad); eso, porque el mes de junio fue lluvioso y más bien fresco... si no, hubieran sido tres. Pero a estas alturas seguimos instalados en los treinta y tantos grados, (que tampoco estamos a cuarenta), lo que me permite escribir esta entrada que debería haberse publicado en julio... no tengo remedio. (Perdón, fieles lectores). Como casi cada año, para hacer una loa al calor. Y es que no soy la única que considera que el calor es sinónimo de algunas emociones intensamente positivas. El verano pasado (desde entonces vengo alargando este artículo; qué manera de procrastinar...) leí en el periódico la columna de una mujer cuyas opiniones normalmente comparto, y que además siempre utiliza un cierto deje humorístico que me encanta. Se llama Luz Sánchez Mellado. En ella asociaba la estación que ya empezaba a llegar a nuestras vidas (era junio) con la pasión sentimental...

La Feria de las Vanidades

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Otra vez primavera, otra vez lloviendo, otra vez llega la Feria del Libro de Madrid: tres acontecimientos que siempre suceden juntos.  El año pasado por estas fechas acudí a la Feria con mi hijo, absoluto fan de Lorenzo Silva, en una mañana bastante calurosa. El quería que el autor le firmase los ejemplares de varias de sus novelas que ya tenía él releídos, y comprar la última para seguir los avatares del famoso Bevilacqua. Y nos presentamos en la caseta mucho antes de la hora fijada para la firma. Muy amables, los responsables nos ofrecieron un par de banquetas y nos colocaron detrás, a la sombra de los árboles, en la zona ajardinada que bordea el Paseo de Coches. Allí se fue formando una fila considerable de personas que esperaban igual que nosotros a que llegara el escritor. Por fin apareció puntual y se acomodó dentro de la caseta para ir recibiendo a sus lectores. Así que todos los que estábamos en la parte posterior dimos la vuelta y nos colocamos frente a él, ya espe...

..."Conunpoo-coo-deazúcar..."

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Eso es lo que cantaba mi adorada Mary Poppins cuando tenía que darles el jarabe a Jane y Michael Banks. "Con un poco de azúcar, esa píldora que os dan pasará mejor". (Y era verdad...) Toda mi vida he asociado el azúcar al bienestar y el placer. Y no sólo porque sea especialmente golosa, que lo soy además por herencia familiar; creo que es algo que llevamos impreso en nuestro inconsciente. Como no me gusta hablar por hablar sin saber de qué lo hago, he hecho una incursión por Wikipedia, que aunque está muy denostada hay que reconocer que nos saca de muchos apuros y es una fuente de cultura general nada desdeñable. Y así me encuentro los siguientes datos:   La fórmula química del azúcar simple es C 12 H 22 O 11   ¿Casualidades de la madre Naturaleza, o me da la impresión de que es muy parecida a la del agua, sustancia que compone el mayor porcentaje de la materia orgánica que compone nuestro cuerpo, añadiendo carbono, la otra sustancia mayoritari...