Querer ser Demelza
Últimamente estoy abducida por las series que me ofrece el canal de televisión que pago junto con el teléfono e internet. Reconozco que me resulta muy reconfortante sentarme una horita después de comer o de cenar (depende de las obligaciones) con mi infusión o mi café y dejar que me cuenten una historia entretenida. Preferiblemente bonita de ver, bien ambientada, con protagonistas guapos y a los que les ocurran un montón de peripecias con final feliz. Vamos, el estereotipo de la "peli de chicas". Sin embargo, mi adicción comenzó con la compra en DVD de la primera temporada de Mad men, serie unisex donde las haya, de la que había oído hablar muchísimo y por la que sentía curiosidad. Afortunadamente no sólo yo me enganché, y pude compartir con los míos el placer de contemplar esos personajes tan bien construidos, tan interesantes e irresistibles...y ver pasar ante mis ojos la historia de esos años convulsos del siglo XX que tanto me interesa. La verdad es que de la lista de todas las que llevo tragadas es sin duda la mejor, y su final insuperable. Aun así, me han encantado otras muchas, como Downton Abbey, Crematorio, Guerra y Paz...y por supuesto, Poldark.
Cuando vi la carátula de esta última en el catálogo de series disponibles me surgieron mil reticencias. No me decidía a probar. Uff, esos actores modernos...no tendrían comparación posible con los que yo amaba en mi infancia, cuando se estrenó en España la primera adaptación de las novelas de Winston Graham. Y seguro que ni la historia ni los paisajes le llegaban a la altura de la zapatilla...pero hete aquí que me acabé la última serie apetecible (de esas de café y modorra); y un día le di al play y comencé a verla. Y me encontré de nuevo con ellos: Poldark y Demelza.
He de decir que en contra de lo que yo temía, ambos actores son mucho más guapos que los antiguos (sobre todo Ross, el protagonista; en este caso el que se quita la camisa es el chico...para deleite de las espectadoras!), los paisajes son auténticos y maravillosos (aunque hay que reconocer que la Inglaterra que sale en las pelis es mucho menos lluviosa que la real) y la historia apasionante. Así que de repente me he reencontrado con un mito de mi infancia que por casualidad ha resurgido y que ahora, con la distancia de los años, puedo comprender y reconocer. Ese mito no es otro que el personaje de Demelza.
En los años setenta yo era muy pequeña, pero no me perdía las series que ponían en la "normal" (la única otra cadena era el "guache-efe"), aunque fuera por la noche, mientras se cenaba o incluso después. Siempre me ha dado pereza irme a dormir y mis padres, aburridos ya de mandarme a la cama sin resultado, me dejaban quedarme viendo la tele. Así pude ser partícipe del gran éxito de Poldark. No sé muy bien si la historia era igual que la de la versión moderna, posiblemente si; después de tanto tiempo casi no la recordaba en absoluto. Solo esas costas abruptas y verdes y el maravilloso carácter de una mujer que se convirtió en mi modelo inmediatamente. Porque para mí, Demelza era el ejemplo a seguir: yo quería ser como ella, y todas las noches rogaba que cuando fuera mayor pudiera convertirme en una persona así. La palabra con que yo la definía era "encantadora". Una mujer agreste, pero con la sabiduría innata de cómo tratar a los demás, de cómo dar a cada uno lo que necesita. Todo el mundo quería a Demelza, que podía recoger en su casa a aristócratas y a mendigos tratándolos por igual y siempre con una sonrisa. No viene al caso ahora pensar si logré cumplir mi deseo; en un día como hoy, en el que se nos dedica públicamente a las mujeres algo de tiempo para reparar en nuestras carencias y nuestra situación todavía de desigualdad, lo que quiero es señalar cómo este personaje encarna todo lo que a mí me gusta de ser mujer.
En primer lugar, y como ya he dicho, es una persona libre que no se sujeta a las convenciones sociales. Aunque nace en una familia miserable, víctima de malos tratos y sin otras ropas que las que le quita a sus hermanos, protege al más débil (su perro) y le defiende ante personas "de más categoría" o poder que ella, sin importarle qué puedan decir.
Es una persona resuelta. Sabe lo que quiere y lo va a defender ante los demás. No se deja llevar por lo que los otros puedan decidir o preferir. Da el paso y no espera a que llegue lo que desea: lucha por ello y lo consigue.
Es una persona trabajadora. Su buena disposición y ganas de aprender ante las tareas más duras le hará ganar la confianza y el respeto de los que van a ser en adelante sus criados y tendrán que considerarla su señora, aunque sea igual de humilde que ellos.
Es una persona amable y agradecida. Llega a un lugar en el que no se la quiere ni espera, pero con su forma de actuar se hace un hueco incluso entre los que la desprecian.
Es una persona sincera y honesta, que busca siempre la verdad y no esconde sus sentimientos ni sus opiniones. Los hace valer y brillar por su verdad y su integridad.
Tiene muchísima capacidad de amar. A su pareja, a sus hijos, a todos los que la rodean.
Es realista. No se engaña a sí misma para vivir más tranquila. Ante los reveses que le plantea la vida no se pone una venda en los ojos: afronta la verdad, la asume y toma sus decisiones en consecuencia.
Es leal. No cambia sus afectos en función de intereses materiales sino que se mantiene firme apoyando la causa del más débil.
No es rencorosa, sino que sabe perdonar y fomentar la reconciliación entre los agraviados.
En fín, es buena. Por encima de su propia conveniencia, y anteponiendo el bien de los demás, llevará a cabo acciones que ayuden a otros a ser felices aunque a ella puedan traerle consecuencias negativas.
Todos estos adjetivos hacen de Demelza una persona tremendamente humana, imperfecta pero auténtica. Ahora soy capaz de analizarlos y enumerarlos; cuando la conocí por primera vez sólo era capaz de intuirlos. Aún así, me cautivó hasta el punto de ser para mi un referente.
Creo que debería serlo para todas nosotras. Es muy difícil de conseguir, pero yo persisto en mi afán de acercarme aunque sea en parte a ese modelo. (El primer paso está dado: cada día soy más pelirroja...)
Tu siempre has sido encantadora, por cierto, lo de guache-efe genial :)
ResponderEliminar¡Qué bien, una nueva seguidora! Y además, muy prolífica! Me alegro de que te guste el blog. Será una manera de conocernos mejor y estar de nuevo en contacto después de tantos años de distancia inevitable aunque no buscada deliberadamente...
ResponderEliminarMe alegro también de que discrepes en algunos temas: para eso está pensado este blog, para animar a la discusión y a la controversia. El problema es que lo sigue poca gente, y la que lo hace casi siempre está de acuerdo...así que nada, tú da tu opinión y crearemos hilos de discusión que siempre enriquecen.
Muchos besos!!!!!
Nada, no puedo comentar nada. Los únicos recuerdos que tengo de Poldark tienen que ver con la ambientación tan "british"que tenía, y ésta nueva no la he visto, pero vamos, en cuanto me quite de encima The Good Wife y los Peaky Blinders, me pongo a ello. No deja de ser paradójico que un autor (varón), de primeros de siglo (del siglo XX, claro) y enraizado en el puritanismo inglés, sea capaz de definir un personaje femenino con los valores que nos describes aquí de forma tan precisa. ¡Vamos, que estoy deseando ponerme a verla!
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