Cemento armado

Es la víspera de Nochebuena. Como cada año, estoy dedicada a la cocina para que mañana y pasado, Navidad, podamos disfrutar en familia de algo especial y hecho con cariño. Y hoy estoy muy emocionada porque más allá de las palabras huecas y los estereotipos estoy viendo y sintiendo mucho amor, que me acompaña en mi tarea. Me han enviado un video por wasap que me ha parecido sincero, lo que ya es mucho en estas fechas de clichés; y otro con el que he empezado riendo y he terminado llorando. No me gusta felicitar de este modo las fiestas si puedo evitarlo, pero recibir estas imágenes me ha encantado, pues además llegaban de dos personas que quiero y que sé que lo han hecho de corazón.
Pensaba desde hace unos días escribir sobre algo que me llamó la atención, pero me daba un poco de miedo resultar cursi o que mis palabras fueran el típico tópico navideño. Como he comprobado que se puede hablar de cosas auténticas siendo auténtico, voy a intentarlo; os pido perdón si no lo consigo: podéis cerrar esta página y ver la de Zara, que es mucho más entretenida, aunque a la larga mucho más cara...
No recuerdo en qué carretera fue; supongo que viniendo de camino a casa desde el trabajo. El caso es que luego no lo he vuelto a ver, o no me he vuelto a fijar, o ha desaparecido misteriosamente. Lo que me llamó la atención fue una plantita verde, una simple hierba de campo, saliendo erguida y orgullosa de entre el cemento gris que cubría una de esas incómodas rotondas. E inmediatamente pensé: yo quiero ser esa planta. Qué valiente, qué fuerte, ha luchado contra toda esa capa pesadísima y asfixiante y se ha ido colando por algún resquicio, para salir al exterior y recibir el sol en sus hojitas humildes y ponerse verde y lozana. A saber de qué se alimenta la pobre; seguramente bajo el hormigón quedó un sustrato de tierra, aunque no sea muy rica, suficiente para tomar de ella lo necesario. Y ahí está, desafiando a la tristeza de una rotonda sin adornos, sin espacio para la vida, aguantando el peso que le han puesto encima adrede para que no surja, para que no exista.
¡Qué lección! Yo quiero ser esa planta. Aguantar lo que me va arrojando el devenir de los días: las penas, los disgustos, la tristeza, la amargura, el desaliento, el dolor. Porque quiero resistir, quiero sonreír, quiero seguir estando alegre, disfrutando de las cosas buenas que me ocurren, de los pequeños momentos en que puedo ser feliz. No quiero que la vida me convierta en una persona huraña, ni dolida, ni rencorosa, ni agresiva...quiero conservar esa cierta inocencia que aún me hace sentirme una niña en muchos momentos, quiero conservar la capacidad de hacer bromas malas, de atreverme a estrenar unos pendientes en forma de bola de Navidad que una amiga me ha regalado, de meter bulla, de hacer el vago, de reivindicar la fiesta y la diversión. Y atravesar cada día esa capa espesa, pesada y gris que se nos va depositando encima y que si la dejamos puede llegar a paralizarnos, como si actuáramos en un video de esos que ahora se llevan tanto y que son más viejos que la tos (¿recordáis cómo se jugaba a las estatuas cuando éramos pequeños?). Mi arma para salir afuera, asomar la cabecita y decir "no puedes conmigo" es muy conocida, todos la tenemos al alcance de la mano: el Amor.
Y esto es lo que me asustaba al empezar a escribir, que se pueda pensar, "ah, sí, vaya novedad; pues no está trillado eso ni nada, lo que está diciendo..." Cierto, cierto, ya digo que es un arma conocidísima y muy reivindicada, sobre todo en estas fechas. Pero, ¿de verdad nos paramos a recogerla cuando nos la encontramos? Pasamos horas leyendo mensajes cargados de buenas intenciones, y decimos "qué bonito..." y le damos a cerrar y leemos el siguiente. Realmente no nos cala, no hacemos propio lo que nos están comunicando. Pero no por ser más sabido y estar más de moda es menos cierto. Hay que hacer un auténtico esfuerzo para seguir amando a los que te hacen daño, y contestarles con una sonrisa en vez de con una mueca. Pero puedo dar fe que es el único modo de tirar para adelante. Sólo el amor repara nuestras heridas, porque es el único escudo contra las flechas del odio y la insidia. Las debilita, las tira por tierra. Les arrebata fuerza y valor. No estoy hablando por hablar, hay que hacer de tripas corazón y ser valientes, como la planta. No dejarse llevar por la ira. Sí, de vez en cuando también viene bien desahogarse y decir cuatro tacos...para soltar adrenalina. Pero luego, nuestro corazón se va a quedar mucho más tranquilo y esponjado si somos capaces de desterrar de él el rencor y guardar en cambio dentro una pequeña llamita que caliente los malos pensamientos y los convierta en pensamientos serenos.
Mi deseo para estas Navidades es que seamos todos capaces de verdad de recoger el Amor que se esparce alrededor y guardarlo en nosotros como el más preciado tesoro, porque nos ayudará a vivir mejor todo lo que nos traiga el nuevo Año. Que esperemos que sea muy bueno...!

Comentarios

  1. Pues si definitivamente tienes razon y yo tambien quiero ser esa plantita.Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué alegría, una seguidora nueva! "Y tierna como la miga..."
      Gracias, Patricia, cuídate.

      Eliminar
  2. ¡¡Deliciosa entrada, palabra por palabra!!
    Voy a hacerte un dulce con ella, ya verás... Pero necesito tiempo para vencer mi propia capa de cemento, que en este caso es el trabajo acumulado, pendiente de hacer... Cuando salga a la luz te avisaré.
    Por cierto, estamos pasando las Navidades lo mejor posible, ¡qué gusto! y mucho se debe a ti. Gracias...
    Un beso enorme.
    P.

    ResponderEliminar
  3. Gracias a todos, y crucemos los dedos: hasta ahora, son de las mejores que recuerdo...a pesar de la resaca del día de Año Nuevo!

    ResponderEliminar
  4. Precioso texto este de Diciembre, es como una grande y bonita felicitación navideña, un maravilloso "christma" para desearnos a todos un feliz año. Qué difícil lo de avanzar contra viento y marea, y qué grandes resultados da a la larga. Sí, conducirse por la vida con amor no es una expresión cursi ni trillada, es simplemente lo que, a la larga, resulta ser lo mejor, lo que en realidad nos hace ser más felices. ¡Pero qué duro resulta a veces avanzar con tantos resquemores acumulados!.
    Feliz Año !!! y larga vida a estas páginas tan estupendas.

    ResponderEliminar
  5. Larga vida, querida mía, a una amistad tan sincera y profunda como la nuestra.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Los Pasos de la Primavera

¿Tristeza del bien ajeno o pudor del propio?

Alimentarse, comer y "la tontería"